sábado, 17 de diciembre de 2011

Confianza.

La casa vacía. Mi persona en bata, con una bufanda y un jodido picor de garganta, además de unos pantalones anchos hippies y unos tacones como los de Anastasia de la película de Disney.
Aprovechar momentos así para ponerse los cascos a todo volumen, cantar y bailar, sentirse la reina del mundo sin nadie a tu alrededor que te pueda llamar loca por tu forma de actuar o la extraña combinación en tu vestimenta, no tiene precio.


¿Quién no lo ha hecho alguna vez en su vida?

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