jueves, 17 de febrero de 2011

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Llegué a casa cansada, sin ganas de nada...pensando en varias cosas...en personas.Solté la mochila, la carpeta, mis ganas.Cogí la ropa interior y me fui a la ducha.

Más de una hora a solas con el agua, que caía sobre mi nuca. Envuelta en miles de ideas absurdas cerré el grifo. Me puse el albornoz y me senté en el suelo frente al calentador. Una vez que estaba seca, me vestí y volví a mi habitación para aislarme en mi pequeño mundo.

Empecé a dibujar sin haber imaginado nada previamente para plasmarlo en el papel cuando, de repente, recordé que aquello seguía ahí, en esa caja que hay en la estantería a la que doy la espalda...
Tras meses sin abrir esa caja me decidí a abrirla y a volver a recordar todo aquello que me dejó secuelas y confusión. Todo iba más o menos bien, hasta que lo vi. Aquel anillo seguía dentro del sobre en el que lo guardé.

Pensé en volver a ponérmelo... ¿por qué no? sólo es un anillo... o eso creía. Entre tanta indecisión, me lo puse en el anular. Me sentía aún mas extraña que las semanas anteriores y un poco confusa. Pero en un momento estas sensaciones pasaron a ser algo mayor. El anillo empezaba a quemarme... no estaba a gusto para nada con él puesto.

Creía que podía...pero no. Me quité el anillo para volver a guardarlo en el sobre, y éste en la caja a la que he estado dando la espalda durante meses y que estaré dándosela indefinidamente.
Algún día podré volver a tomar ese maldito anillo que hace que me sienta tan extraña...

Mientras tanto, mis manos seguirán desnudas.


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